Escuchar como tu corazón se rompe. Las ilusiones hacen tu estómago revolverse. En tus ojos sentir desatada esa locura . Tener una simple razón para derramar las lagrimas. Esto es el significado del desamor.
jueves, 5 de febrero de 2009
Un cuento es el amor
Escuchar como tu corazón se rompe. Las ilusiones hacen tu estómago revolverse. En tus ojos sentir desatada esa locura . Tener una simple razón para derramar las lagrimas. Esto es el significado del desamor.
martes, 25 de noviembre de 2008
Vivir sin reservas (ensayo)
La vida comienza junto con un caos y en una turbación tan específica para los habitantes de esta urbe, que de pronto nos olvidamos que en efecto, hay algo más allá fuera de la rutina que nos programa como robots modernos. Nuestros ojos se abren y el fluir de lo cotidiano comienza rápidamente, a llenar el vaso de nuestra vida con acciones. Un torrente de hechos, muchos de estos sin sentido, pero absolutamente necesarios, se vuelven parte de una rutina vertiginosa e inamovible. Despertar, trabajar, ponerse corbata, usar zapatillas, ir a la escuela, comer, dormir, discutir, discurrir, acciones que se realizan de manera automática, pero se consideran prioritarias.
En la película “Anne Hall”, de Woody Allen, se cuenta un chiste que dice que la vida se parece a un restaurante donde la comida es horrible y además la sirven en porciones diminutas; aún así, todos queremos una reservación ahí. ¿En qué punto entre la reservación al restaurante y sentarnos a la mesa, se nos pierde la naturalidad de la simpleza? ¿Será que en algún punto entre el platillo de porciones diminutas y la llamada telefónica para reservar, se nos olvida de dónde venimos y qué queremos? ¿En qué momento, un restaurante con comida horrible, se vuelve el centro de nuestras tribulaciones, aspiraciones y conductas?
Sin duda, la ciudad y en sí la civilización misma, como diría Freud, tiene la portentosa capacidad de neurotizar a todos a favor de una convivencia común más agradable y llevadera. El costo de esta sociedad culturizada y de buenos modales es desde luego: la neurosis. Muchas veces, este término se relega a los parámetros de la locura, sobre todo cuando se tiene poco contacto con las teorías psicoanalíticas. Sin embargo, a la lupa de esta disciplina descubrimos, muchas veces con asombro fingido, que todos tenemos algo de neuróticos y que además esto es perfectamente normal.
Desde luego que la pareja de amantes efusivos civilización y modernidad, no es la única culpable de la neurosis que nos evita esbozar respuestas a las preguntas aparentemente ontológicas de un inicio. Bastará, por ejemplo, con acercarnos a otras comunidades que si bien viven en la ciudad, están muy por debajo de sus niveles neuróticos, tal es el caso de las personas con capacidades diferentes. Ellas, a pesar de sus limitaciones físicas y mentales, forman comunidades donde lo que prevalece es la libertad del ser. Dejan de lado cualquier regla social que no les permita dos cosas: su supervivencia y una convivencia armónica. Se olvidan entonces de pesadas reglas morales que compliquen, de manera innecesaria, su vida. Simplemente se divierten y comen en otro tipo de restaurantes que además, no requieren reservación alguna.
Así, no importa tanto quedar a la deriva en los fluidos con que, para bien o mal, llenamos los vasos de nuestra vida cotidiana. Siempre y cuando, no perdamos de vista la simpleza de los actos que la caracterizan y lo fácil que resulta romper una rutina cuando desechamos la neurosis. Tal vez, el poeta Peter Handke en su ‘Canción de infancia’ ayude un poco a comprender mejor: “cuando el niño, niño era, no tenía hábitos […] lanzó una rama cual lanza a un árbol, y ésta sigue ahí aún, temblando.” Finalmente, la réplica a todas las cuestiones anteriores se encuentre quizás, en una pregunta formulada por aquél Yo infantil que buscaba, de manera inocente y sin malicia, la respuesta a su pregunta fundamental: ¿qué buscan los adultos en ese restaurante, cuando aquí hay tantos árboles que me dan frutas? Después de todo, la vida no se hizo para reservarse y las reservaciones no se hicieron para comer en un buen lugar.
martes, 11 de noviembre de 2008
Los Diez Más (versión corregida)
Cómo sobrevivir en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
1. Aclarando dudas: Si antes de llegar a tu primer clase del día ya te salió pe… ‘party’, seguro perteneces a la FCPYS. ¡Bienvenido!
2. 5 ley de Newton: Debes tener buena condición para subir la rampa que conduce a los edificios, pero… tú consumo de cigarro y coca-cola aumentará de forma inversamente proporcional a la primera.
3. Desarrollar tu espíritu creativo a diario en las bancas y paredes es fundamental.
4. Tener una buena historia que contar en el baño, no importa si Mouriño se murió, también.
5. Para obtener tus copias en el edificio A (entre otras situaciones varias), no puedes olvidar:
1.Un buen escoteEn caso de ser hombre, consíguete una mejor amiga; si eres antisocial, ahorra para comprar los libros.
2. Ser “amiga” de Javier (el papirrín de las copias)
3. Tener cambio
6. Hombres, la mejor amiga es elemental. Es ese alguien que en su Barney Bolsa siempre lleva consigo un paraguas, te puede cargar y esconder las chelas y además como trae agenda te recordará la tarea.
7. Si quieres cuidar tu alimentación: ¡Date de baja!
8. Un consejo de look y estilo: Cómprate unos buenos tenis (temporada otoño- invierno), unos huaraches de suela de llanta (temporada primavera- verano) y además el básico: no olvides tus botas de bombero para la época de lluvias.
9. La esencia floral de la facultad es inconfundible: no huele a pasto quemado, huele a ‘labanda’. ¡Acostúmbrate o disfrútala!
10. Si eres de primer semestre y eres un “chico (a) popular” hazte a un lado porque los demás tenemos prisa. (Es decir, deja de salir en grupo y pararte cual salero en los pasillos)
10.1 Como extensión de lo anterior, practica Fútbol Americano o algo que te ayude a taclear a los demás. Si el deporte no es lo tuyo, resígnate a llegar tarde.
Cómo no dormirnos en una clase (si es que eso es posible)
1. Intenta hacer la tarea de la próxima clase, sí ya sabemos que es igual de aburrida, pero igual estás haciendo algo productivo.
2. Referencia Freudiana: Encuentra todos los objetos bizarros del salón, cualquier cosa que te parezca una figura, tenga ojos, o creas que te habla, es un objeto bizarro.
3. Tener un buen cuaderno de dibujo a mano, igual si no la haces aquí, te puedes cambiar a la ENAP.
4. Baja a comer algo porque seguro el malestar estomacal no te dejará dormir.
OK, no hay más ideas de cómo evitar lo inevitable:
5. Si quieres “echar una pestañita” la recomendación es sentarse detrás del más alto de la clase.
6. Se el primero en apuntarte a la lista, después de ello puedes dormite cuarenta minutos mínimo.
7. Trae tu propio collarín, no importa que no hayas chocado, siempre traerás tu almohada integrada.
8. Lentes oscuros en lugar oscuro, naco seguro: NO APLICA.
9. Evita contacto visual con el profesor o el adjunto. Si lo haces, te preguntará algo acerca de la clase en la que seguro, no estaba puesta tu atención.
10. Si de plano la clase no da para más, empieza tu instrucción extramuros: ¡alerta a tu alrededor!
Diez cosas que odio del lunes
1. Es San Lunes ¿Y yo en la escuela?
2.… que pinche cruda ¿Cuándo llegué al lunes y dejé el bar?
3. Dirían nuestras madres: “¿Todo el fin de borrachote (a)? Ahora lárgate a la escuela. No, no importa que parezcas zombie de Resident Evil.
4. Malas noticias: Seguro, hay una tarea que no hiciste.
5. Siempre te cruzas con un optimista que se alegra de iniciar una nueva semana, tú piensas: ¡Espérate al viernes!6. Si te quieres meter un chupe, tus cuates te dicen: ¿Cómo crees güey? ¡Es lunes!
7. Acostúmbrate: las ideas no fluyen y seguramente no fluirán sino hasta el jueves, cuando ya es muy tarde ¿o no?
8. Si estudias en la FCPYS: ¿Par qué venir el lunes si puedes venir el jueves? Llegado el jueves dirás: entrego todo para el lunes. Llegado el lunes, remítase al primer cuestionamiento.
9. El reporte vial: “Hay tránsito pesado en el entronque de Periférico y bla, bla, bla…”. Ya sabemos que hay un chingo de tráfico: es lunes.
10. Moraleja: el lunes es tan de mierda, que prefieres morirte otro día. ¿Verdad Mouriño?
miércoles, 5 de noviembre de 2008
Con el objeto de facilitar la vida cotidiana, hemos traido a ustedes, nuestros fieles lectores, una serie de consejos, opiniones y vivencias que como alumnos de quinto semestre hemos experimentado dentro de nuestra casa educativa. Esperamos sean de su agrado y los ayudare a valorar y apreciar la vida como nuevos jóvenes universitarios.
Cómo sobrevivir en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
1. Si antes de llegar a tu primer clase del día ya te salió peda, seguro perteneces a la FCPYS
2. Debes de tener buena condición para subir la rampa que conduce a los edificios.
3. Desarrollar tu espíritu creativo a diario en las bancas y paredes es fundamental.
4. Tener una buena historia que contar en el baño, no importa si Mouriño murió.
5. Para obtener tus copias en el edificio A(entre otras situaciones varias), no puedes olvidar un buen escote, ser “amiga” de Javier (el papirrín de las copias) y tener cambio; en caso de ser hombre consíguete una mejor amiga, si eres antisocial, compra un libro.
6. Cómprate unos buenos tenis (temporada otoño- invierno), unos huaraches de suela de llanta (temporada primavera- verano) y el básico, no olvides tus botas de bombero para la época de lluvias.
7. Si quieres cuidar tu alimentación ¡Date de baja!
8. Hombres: la mejor amiga es elemental: es ese alguien que en su Barney Bolsa siempre lleva consigo un paraguas, te carga y esconde las chelas y como seguro trae agenda te recordará cuando haya tarea-
9. La esencia floral de la facultad es inconfundible: no huele a pasto quemado, huele a lavanda.
10. Si eres de primer semestre y eres un “chico (a) popular” hazte a un puto lado porque los demás tenemos prisa.
Cómo no dormirnos en una clase
1. Hacer la tarea de la próxima clase.
2. Referencia Freudiana: Encuentra todos los objetos bizarros del salón, cualquier cosa que parezca figura, ojos o creas que te hable es un objeto bizarro.
3. Tener un buen cuaderno de dibujo, igual si no la haces aquí te puedes cambiar a la ENAP.
4. Evita contacto visual con el profesor o el adjunto, si lo miras a los ojos seguro te pregunta algo acerca de la clase.
5. Si quieres “echar una pestañita” la recomendación es sentarse detrás del más alto de la clase.
6. Se el primero en apuntarte a la lista, después de ello puedes dormite cuarenta minutos mínimo.
7. Trae tu propio collarín, no importa que no chocado, siempre traerás tu almohada integrada.
8. Lentes oscuros en lugar oscuro, naco seguro, NO APLICA.
9. Baja a comer algo porque seguro el malestar estomacal no te dejará dormir.
10. Si de plano la clase no da para más, empieza tu instrucción extramuros ¡alerta a tu alrededor!
Diez cosas que odio del lunes
1. Es San Lunes ¿Y yo en la escuela?
2. Puta que pinche cruda
3. Siempre te cruzas con un optimista que se alegra de iniciar una nueva semana ¡espérate al viernes!
4. Malas noticias: Seguro hay una tarea que no hiciste.
5. ¿Todo el fin de peda? Ahora lárgate a la escuela, no importa que parezcas zombie de Resident Evil, dirían nuestras madres.
6. Si te quieres meter un chupe, tus cuates te dicen: ¿Cómo crees güey? ¡es lunes!
7. Acostúmbrate: las ideas no fluyen y seguramente no fluirán sino hasta el jueves.
8. Si estudias en la FCPYS: ¿Par qué venir el lunes si puedes venir el jueves? Y el jueves dirás: entrego todo el lunes.
9. El reporte vial: “Hay tránsito pesado en el entronque de Periférico y Miramontes”. Ya sabemos que hay un chingo de tráfico es lunes.
10. Hasta Mouriño odiaba el lunes, por eso se estrelló en martes. Moraleja: el lunes es tan de mierda que prefieres morirte en otro día.
viernes, 31 de octubre de 2008
***Extra- Vagancias***
Los centros comerciales nacieron para el gasto económico desmesurado y rápido. Marcas reconocidas, gangas de precios únicos y rebajados, ventas nocturnas, temporada otoño-invierno y primavera-verano. Nos invitan a decirnos como vestirnos y que comprar. Eso si, en cada pasillo sale una persona invitándote a solicitar tu tarjeta de crédito, solo en caso de alguna urgencia de ultimo momento.
Además, han servido para rellenar aquellos “espacios ecológicos” que aun tenía la ciudad hace unos 10 años atrás. Los parques ya no es la onda, sino ir al cine o a dar una vuelta y comprar un helado. El baloncesto, el fútbol o, inclusive, el columpio han dejado de ser utilizados. En cada colonia se encuentra algún centro comercial o tienda de autoservicio, pero ¿en donde quedaron los tianguis y los mercados que había?
Aun recuerdo, que en el mercado todos los vecinos y comerciantes se conocían. Se compartía el chisme del día o se creaba uno nuevo. La fila de las tortillas o el local de videojuegos. Hoy en día, nos vemos pasando por pasillos en donde alimentos perecederos, los abarrotes o artículos para el hogar que se encuentran ante nuestras manos, evitando el contacto y la comunicación humana (claro que cuando el cajero da mal el cambio es cuando se utiliza).
Los centros comerciales se han adaptado a las necesidades y urgencias de los capitalinos. Utilizado para acortar el tiempo libre, sin romper la rutina. El tiempo en este lugar es rápido, veloz. Entonces, ¿nuestras vidas giran alrededor de los centros comerciales o nosotros los creamos ? ¿Qué será lo nuevo que nos va a dar?
Centros comerciales o culturales. Esta extraña enfermedad que todos tienen, sin importar clases sociales. Con una sola idea: ver, desear, comprar, olvidarse y volver a comprar.
Ensayo y Error
- Sopa para perros
Por: Gabriela Villanueva Córdova
Hace unos cuantos mese atrás, cuando requería de un aliciente para mi autoestima porque me encontraba hecha moronitas emocionalmente, decidí leer un renombrado y recomendado libro por muchas mujeres pertenecientes a mi grupo de amigos (Best Seller decía la portada) ¿Por qué los hombres aman a las cabronas? De ahí que miles de ideas y dudas saltaron a mi cabeza ¿Será cierto que a los hombres entre más los consientes y más te entregas a ellos más crueles se vuelven?
Durante la lectura del antes mencionado libro, llamó mi atención un capítulo que hablaba de cómo las mujeres nos convertimos en “tapetes” al preparar magníficas cenas para nuestras parejas. Sobre esto trata este artículo, de cómo sorprender a tu pareja con una deliciosa cena, pero sin tener que sacrificar nuestras horas de relajación por un festín “a la carte” para alguien que muy probablemente al final de la relación no va a recordar y mucho menos valorará.
¿El amor entra por los ojos, por el estómago o por dónde? Muchas mujeres cuidamos nuestra apariencia, los motivos son variados, además de que nos gusta vernos limpias y presentables también tenemos la creencia de que el amor entra por los ojos ¿A quién no le gusta sentirse bonita? Pero desde tiempos ancestrales nuestras madres, abuelitas, tías y todo el gremio femenino nos ha inculcado que la atracción puede entrar por los ojos, pero que el amor sin lugar a dudas entra por el estómago.
Conquistar a un hombre por medio de interminables horas de agonía en la cocina es una costumbre, casi casi una responsabilidad que nos convierte en la “mujer ideal” o “tapete” como lo llaman en el libro antes citado.
La mujer “tapete” es aquella que sobaja su dignidad actuando conforme a las reglas de la sociedad para satisfacer las necesidades del conyugue, marido o novio, y así conservar y fortalecer las buenas costumbres, lo cual yo llamaría machismo.
Entre estas buenas costumbres encontramos las de la cocina, desde mi punto de vista cocinar implica mucho más allá que sencillamente mezclar ingredientes en una cacerola, es una entrega total del corazón, es transmitir amor, odio, tristeza, decepciones, júbilo o pasión en un plato, muy al estilo de Tita en Como Agua Para Chocolate de Laura Esquivel , es el arte del buen cocinar.
Inmediatamente salta a mi mente Ratatouille, la pequeña rata que dedica su vida a satisfacer los paladares de sus comensales, una rata a quien le apasiona la cocina. Honestamente no creo que a todas las mujeres nos encante meramente cocinar, ya que en muchas ocasiones, el planear el menú de la semana puede llegar a ser una actividad realmente engorrosa.
Y es que la mayoría de las mujeres cuando se casan adquieren como parte del “kit marital” una serie de responsabilidades que las comprometen a servir y atender a sus maridos, servicialidad, que cabe mencionar no siempre es bien agradecida, por ejemplo, un caso verídico y muy cercano a mí: la hermana de una de mis mejores amigas, estuvo casada por más de 6 años y siempre cuidó y atendió a su esposo, pero cuando éste se cansó de ella, después de muchísimos maltratos y humillaciones airosamente tomó la decisión de abandonarla y no obstante a ello además la demandó para evitar la pensión alimenticia que corresponde a sus hijos, argumentando que él no podía amar ni cuidar a los hijos de una mujer que cocinaba comida seca y nunca le procuró caldillos, lo cual le dificultaba tremendamente la digestión.
De ahí la interrogante ¿Debe uno como mujer demostrar al hombre el buen comer con cenas espectaculares como un delicioso fetuccini a la Alfredo o simplemente muy a la “vogue”, meter un par de salchichas en el microondas, preparar una bolsa de palomitas de maíz, servir soda y “vualá” la comida esta hecha?
Es muy cierto que los hombres aman a las cabronas. En mi experiencia personal, he sido ambos polos: por un lado muy dulce y entregada y por el otro una mujer fría, indiferente y calculadora que no está dispuesta a sobajarse por nada ni nadie, sorprendentemente cuando he sido de lo peor los resultados han sido increíbles: ellos te consienten y procuran desmedidamente y ya no es necesario cocinar, porque, te llevarán a cenar a cualquier lugar que ofrezca algo mejor que una sopa para perros como mi mamá solía llamarle (la sopa para perros, es una sopa mal preparada, muchas mujeres la preparamos cuando hacemos nuestra primera incursión en la cocina. La sopa para perros es viscosa, sabe mucho a harina y tiene un aspecto no muy agradable, retrato hablado del alimento para mascotas).
Mi madre también me diría -ni tanto que queme al santo ni tanto que no le alumbre-es decir ni muy muy, ni tan tan, tampoco hay que ser tan crueles con ellos. Vaya, de vez en cuando es conveniente satisfacer a los caballeros con un banquete rico, sencillo y barato y no mostrar siempre un lado duro y caprichoso, el de la mujer inútil que no sabe ni preparar una Maruchan.
Por eso mi mejor consejo para iniciar una nueva etapa de cabrona es: invitar a cenar a tu media naranja preparando tu especialidad: sushi (el cuál ya es posible adquirir en cualquier tienda de autoservicio) y una deliciosa botella de vino blanco, con esta combinación experimentarás un orgasmo en tus papilas gustativas y los dos felices y satisfechos de lo buena anfitriona que eres.
Luna Roja: Entre espejos y laberintos
- El ocaso de la Reina y la Princesa usurpadora
Por Giovanna Villarreal Estrada
www.redmoonwonderland.blogspot.com
Cuando yo tenía 15 años, la gente solía llamarme ‘darketa’. Lo anterior, no es una confesión, que absurdo si lo fuera, eso era una obviedad que hasta la fecha, tiene reminiscencias. A esa edad, además de mi ropa oscura, escuchar a ciertas bandas de rock y ciertos hábitos poco comunes como fumarme una cajetilla de cigarros negros -como están hoy en día mis pulmones- y beberme una botella de tinto al día, tenía la mala costumbre de saltarme clases y leer lo que según yo aumentaba mi formación humana.
La literatura ‘dark’, o ‘gótica’ como se le conoce aunque no es lo mismo, estaba por llamarlo de algún modo en la lista prioritaria de libros que consumía cual caramelos tranquilizantes. En este sentido, nunca discriminé autor alguno y los libros que mis ojos y dedos saboreaban viajaban como tren bala de Baudelaire a Lewis Carrol, de Saint- Exupéry a Albert Camus y de Lovecraft o Poe, a la “Reina Maldita:” Anne Rice. Sobre ésta última, les contaré una historia de terror que por ese entonces, se me antojaba imposible.
Escritora de “culto” y lo entrecomillo porque no hay tal cosa en una autora cuyas obras han sido ‘best sellers’, Anne Rice ha escrito más de 25 libros, además de cuentos y ensayos históricos. Entre los primeros, figura la serie de “Crónicas vampíricas” como posteriormente se les denominó y que empezarían con “Entrevista con el Vampiro” en 1976 (libro que se volvió película en 1994) y terminaría en 2003 con la publicación de “Cántico de Sangre.” A esta serie se le unirían dos obras más del mismo tema llamadas “Las nuevas historias de vampiros” (“Pandora” y “Vittorio”) publicados en 1998 y 1999 respectivamente y que completan todo lo escrito por la autora referente al tema. El resto toca temas tan diversos como la historia de Nueva Orleans, Brujas, espíritus antiguos, así como relatos eróticos que fácilmente le hacen competencia al Marqués de Sade, pero eso sí… es otra historia
El universo de Rice, sea vampírico, de brujas o sexual, es siempre un trago apetecible como el buen tinto, porque Anne Rice se bebe no se lee. Ya sea por la narrativa, a la vez fluida y elegante, o por la precisión histórica que esta autora maneja con el rigor de una celadora muy pendiente de su oficio, o por las diversas temáticas que aborda a través de cada personaje; su lectura pertenece al tipo que puedes rebeber sin temor a indigestarte. Leer las crónicas vampíricas no es leer sobre vampiros. No es transportarte a un mundo ajeno y fantástico donde lo imposible se vuelve cotidiano. Por el contrario, el éxito de Rice reside en que a través de estos seres, se dejan expuestos los pensamientos, emociones y frustraciones más humanas. Logrando así, que lo más cotidiano se vuelva fascinante. De la mano de Rice conocí a autores tan interesantes como a William Blake, o William Styron, conocí música, pintores y hasta mitologías, entre otras muchas referencias, que te llevaban de un autor de filosofía a otro, con una exactitud tan vertiginosa como yo cambiaba de lectura.
Pero esto es una historia de terror, no lo olviden.
Anne Rice, dejó de escribir en el 2003, poniendo el punto final a las crónicas vampíricas y en sí a todo su ciclo oscuro, para dar un giro católico -¡El horror!- y publicar en 2005 (después de tanto esperar una nueva botella) el único tema que desde esa fecha y en adelante será su motivación: Cristo. Intenté leer “El niño judío”, pero he de admitir no llegué ni a la mitad, “la reina Maldita” buscaba salvación y al respecto no hay mucho que hacer. En su ocaso, una princesa ha usurpado el lugar que por años llevó Rice dentro de la literatura mal llamada ‘gótica’: Setephanie Meyer. Ella, con su serie de libros de vampiros "Crepúsculo", (2005, y próximo a estrenarse como película) "Luna nueva", "Eclipse" y "Amanecer", publicados consecutivamente hasta 2008, ha logrado posicionarse en la preferencia del público y consagrarse, como la nueva ‘Reina de los vampiros’ en la también 'nueva generación' de los que ahora llaman como a mi a los 15 “darketos” o “góticos.”
A casi 10 años de tener ese apelativo, cuando sigo fumando cigarros que me dejan negros los pulmones aunque su color sea blanco y tengan doble filtro, leer a Meyer me produce una desazón inminente. Ninguno de sus libros, me ofreció una narrativa elegante, su estructura es cuadrada y digamos predecible, la historia se desarrolla, sin filosofía u emociones complejas, es –por llamarlo de algún modo- un best seller hecho y derecho, que jamás podría llevar un apelativo de literatura de “culto”. Estos libros, entran en el grupo de hacer cotidiano lo fantástico. Cuentan una historia de amor ‘tan imposible’ como resulta cualquier otra, en la vida de cualquier preparatoriana enamorada del chico malo.
Pienso entonces, en qué será de las futuras generaciones de ‘darkies’ que orientados por la nueva industria, pasarán sin leer a la ya consagrada Anne Rice, dejados a la merced de una ‘Princesa’ cuyo mayor logro es contar historias de amor. Novelas ligeras que tarde o temprano, se descubrirá son sólo otras tantas que obedecen al mito de la cenicienta, aunque ésta, para llegar al castillo se tenga que vestir como ‘Gothic Lolita’…
PD. ¡Feliz Samahin a todos! y que la Luna los colme de bendiciones en este nuevo ciclo…
jueves, 30 de octubre de 2008
Resonancia
Me encuentro en un obscuro auditorio lleno de flores de cempasúchil, impregnado del particular olor del copal y atractivamente adornado con ofrendas llenas de cráneos, velas y esculturas prehispánicas, todo ello bajo el estrepitoso sonido de un gran tambor, silbatos y cascabeles; es el Mictlan o lugar de los muertos. Esto sucedió a mis siete años cuando tuve un primer contacto con el grupo Tribu, para quienes la música es el elemento principal de esta representación de la muerte.
Grupo Tribu es un proyecto creado para difundir la cultura prehispánica entre jóvenes, adultos y niños. Desde hace más de treinta y cinco años, David Méndez Rojas, Alejandro Méndez Rojas, Ramiro Hedají Ramírez y Agustín Pimentel, desarrollan su música a partir del uso de instrumentos reconstruidos con pequeños trozos de historia, para lo que los amantes de nuestras raíces precolombinas tuvieron que tomar prestadas las piezas arqueológicas contenidas en las vitrinas del Museo Nacional de Antropología e Historia que datan de hace más de quinientos años.
El arduo estudio de cada uno de los instrumentos les permitió lograr replicas con sonidos que se asemejaran al de cascabeles, sonajas, tambores de una gran cantidad de tamaños y flautas que los acompañan a todos lados, transportando así a los espectadores a ese México prehispánico donde la brecha con el pasado se difumina en la fusión de sonidos. Cuentan los integrantes del grupo que durante el proyecto: Museo Vivo, organizado en el museo antes mencionado, se sacaban los instrumentos de las vitrinas, para hacerle creer al auditorio que los instrumentos que se tocaban eran las piezas originales, con lo que los asistentes se sorprendían tanto que terminaban quedándose hasta el final de la presentación.
Es impresionante la afición que tienen estos singulares personajes por reconstruir la historia de México a través de su música, en especial si se trata de sonidos que poco se conocen y que más bien surgen de la imaginación de cómo debieron ser. No obstante, se reconoce la colosal tarea que hacen por dar a conocer tintes de las raíces de un Tenochtitlan mítico; olvidado y derrocado por la cultura española, y más actualmente por las avasallantes industrias culturales a las que la música no escapa de convertirse en un producto rentable.
Mitote en Mictlan (1990) es uno de sus discos que hace alusión a la muerte; donde las canciones más representativas son el Canto a Kakamatzin, Equinoccio de Serpientes y la que lleva el mismo nombre del disco. Además de composiciones musicales, Tribu ha incursionado en nuevos conceptos que les dan un toque de vigencia, como representaciones de teatro asemejando rituales.
La atmósfera de la tradicional celebración de muertos será recreada por Tribu este 2008, los días 31 de octubre y dos de noviembre al interior del Templo mayor, oportunidad que no se puede dejar pasar para viajar quinientos años atrás, y armar un mitote en el corazón del Mictlan.
miércoles, 29 de octubre de 2008
MEXICANISIMO
POR ARELI Y . PEREZ ACOSTA
Así podremos ver la amplia gama de celebraciones combinadas con historia, cultura, religión y diversión que sólo en México podemos encontrar, pero ¿cómo se vive un día de muertos en el resto del Distrito Federal?
La velocidad de la ciudad ha disminuido el tiempo para realizar estos ritos tan de nosotros. Los tiempos se acortan debido a la vida tan ajetreada que se vive en la urbe. Por tal motivo es más fácil adquirir costumbres extranjeras que fomentar las propias. Un ejemplo claro es celebrar el 31 de octubre (Halloween) por el 2 de noviembre ( día de muertos), hacer una fiesta de disfraces o pedir quinto para la calavera; cuando nuestra cultura mexicana abarca historia, religión, y tradición, no solo un día de fiesta y descanso.
Ya no se ponen aquellas ofrendas que abarcaban toda la mesa del comedor, adornada con flores de cempasúchil y nube(propias del día de muertos), platillos favoritos de los difuntos, fruta, calaveras de azúcar y chocolate con el nombre de la persona fallecida, dulce de camote, pan, agua, leche, fotografías, pertenencias y hasta sus vicios. Ahora es espacio que se le da a esta ofrenda es en la esquina de la mesa de la cocina con 3 naranjas, 1 caña, y una veladora – si bien le va-.
La poca difusión a las nuevas generaciones ha dado como consecuencia el rezago de las tradiciones, sobre todo en la ciudad; y ¿a qué se debe esto?. Opino que se debe simplemente al ritmo de vida, pues los tiempos de ocio son mayores en un pueblo que en una ciudad, sin dejar atrás la gran influencia que se tiene por la religión y la tradición.
La ciudad maneja una forma de vida muy acelerada, ocasionada principalmente por la sobrepoblación, que hace que las vialidades consecuentemente estén bloqueadas y tengamos que tomar más tiempo para cosas tan cotidianas como ir al trabajo; dejando para otro momento actividades a las que no les damos tanta importancia como las tradiciones. La provincia al contrario al no tener actividades tan diversas, optan por mantener vigentes esas creencias pues para ellos es “una forma de vida”.
El dejar atrás estas costumbres, es dejar atrás nuestra historia y nuestra identidad como mexicanos. Por eso pienso que es importante mantener vivas nuestras tradiciones, pues nos enriquece en el especto cultural, fomenta el turismo, puede compartirse entre familia y se disfruta a pesar de que el tema de la muerte es algo triste y hasta espantoso, los mexicanos estamos acostumbrados a celebrarlo con el humor que nos caracteriza plasmándola en versos y rimas llamadas “calaveritas”.
CALAVERA AL TIEMPO
VAGO ESPÍRITU
En cierto momento de la vida idolatramos a un artista o grupo en todos los ámbitos (música, danza, pintura, teatro), y cuando tenemos la oportunidad de verlo en algún tipo de concierto o presentación hacemos todo lo posible para acudir; como romper esa alcancía para reunir todos nuestros fondos monetario, empeñar nuestras cosas más valiosas o como nunca falta: pedir a nuestros amigos dinero prestado. El problema en esto último es cuando los amigos también quieren ir. Ya teniendo el boleto o el pase, estamos un escalón arriba, pero nunca nos ponemos a pensar si el día del concierto hay pormenores que nos impiden llegar a nuestro querido y esperado concierto.
En esta ocasión mi espíritu estuvo vagando por las calles del centro de la ciudad de México y se encontró con el concierto que Lila Downs una oaxaqueña-norteamericana ofrecería en el teatro Metropolitan el 11 y 12 de octubre presentando su nuevo álbum Ojo de Culebra. La llamo oaxaqueña-norteamericana por su doble nacionalidad por ser hija de madre del Estado de Oaxaca y padre norteamericano. Cabe mencionar que ese fue uno de los motivos que en algún momento la llevó a sentir cierta vergüenza pues no tenía una sola nacionalidad, pero por medio de la música, pudo combinar sus orígenes.
Así que casi 20 días antes, tuve que tomar alguno de los puntos anteriormente señalados y compré mi boleto en compañía de mi amiga Brenda. Llegado el día como toda mexicana y para crear emoción pensé en salir cerca de las 6 de la tarde contemplando que el concierto era a las 7 de la noche. Con mi boleto en mano me preparaba, aunque tuve muchas complicaciones porque quería en cierta forma, combinar con el entorno en el que horas más tarde me encontraría. Recomiendo tener mucho en cuenta que aunque creamos que tenemos todo listo, nada nos puede fallar pues de la nada, cayó una tormenta que duró cerca de 40 minutos sin cesar.
Pasaba de las 6 de la tarde y yo seguía en la parada del camión mojándome por mi pequeño paraguas, hasta que a lo lejos vi un transporte público, era una combi así que si la abordaba llegaría exactamente a la hora acordada pues son muy veloces. El problema fue cuando de tanta lluvia, la combi no pudo avanzar éramos 5 pasajeros y ahí estábamos nerviosos y desesperados porque ninguno llegaría a su destino. Después de cinco minutos que parecieron veinte, un camión se apiado de nosotros, entonces ahí estábamos, cruzando la avenida, lloviendo y en medio de carros con conductores totalmente desesperados.
La hora ya no es preciso mencionarla, simplemente yo imagine a Lila interpretando su primer canción mientras yo junto con mi amiga corríamos por la Avenida Juárez cerca del Palacio de Bellas Artes, hasta que con una cara de inmensa alegría vi una fila de cerca de 20 personas que esperaban ingresar al teatro y si cómo último obstáculo me impedían entrar a éste, me sacudiría como perro para demostrar por qué no llegue a tiempo. Aunque no fue necesaria esa sacudida. Cordialmente nos llevaron a nuestros lugares.
Mi primer asombro fue ver el teatro casi lleno a excepción de algunos lugares que probablemente revendían en las afueras de éste o probablemente sus ocupantes hayan sido totalmente derrotados por causas similares a las mías. Un segundo asombro –una vez que lila hizo su aparición- fue ver a la gente tan emocionada, parte de ella eran extranjeros. ¿Acaso tendría que ver mucho las interpretaciones en inglés de su nuevo disco?
Lila ha sido famosa en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos, sólo que algo que considero importante es que en la actualidad ha pasado a ser un arma más del consumismo. Más en esta última presentación en el Distrito Federal en la cual aprovechó de sus orígenes y cultura para entrar en el ámbito publicitario. Sus canciones dejaron de ser un dialecto para entrar en el lenguaje norteamericano, claro con un sentido y significado sobre la situación del país.
Otro punto interesante que se debe recalcar es su nuevo disco con canciones en español y en inglés. Primero encontré (vagando un poco en Internet) dos versiones distintas acerca de éste, pero realmente la diferencia es que las canciones están en orden distinto y pensando en el mercado estadounidense, tres de las canciones se añaden en uno de los discos, sólo que en inglés y en español para así darle publicidad a su producción pues tendrá dos ingresos, por parte de América Latina y por Estados Unidos.
Sus canciones hicieron referencia a la corrupción, el desempleo, la injusticia, y los orígenes de los mexicanos con un toque de blues, jazz, ranchero, sones jarochos, y un poco de estilo rockero. Introduciendo en cada una de ellas un muy divertido espectáculo. Las cuales lograron que el Metropolitan vibrara cuando los espectadores pedían otra de sus canciones y en ocasiones se pusieran de pie para bailar y cantar con el nuevo estilo de Lila. Al término del concierto no podían faltar esos comerciantes que en la salida esperaban ansiosos a todos los fans de Lila Downs, vendiendo desde una pluma hasta playeras con su nombre grabado de distintas formas.